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El cuidado ambiental es una prioridad mayor y evidente en la industria. La economía circular es un reto que más empresas están dispuestas a enfrentar
En México, en noviembre de 2021 se aprobó una ley general de economía circular. Se aplica en todo el territorio nacional y uno de sus principales objetivos es promover la eficiencia en el uso de productos, servicios, materiales, materias primas y subproductos mediante la reutilización, el reciclaje y la transformación.
También pretende reducir el impacto medioambiental de las actividades económicas y mantener bajas las emisiones. Un aspecto fundamental de la economía circular es la producción y reutilización del plástico en el marco de la conservación de los recursos del petróleo utilizado en su producción.
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Recordemos a Annie Leonard (2007), autora del libro “The story of stuff”, quien puso el dedo en la llaga al señalar: “Solo el 1% del flujo total de materiales todavía sigue usándose 6 meses después de su venta en las sociedades consumistas. En otras palabras, el 99% de las cosas que cosechamos, extraemos, procesamos y transportamos es basura dentro de seis meses”.
Hoy en día, el concepto de economía circular es cada vez mejor recibido y analizado para su eficaz instrumentación por el Consejo Nacional de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, creado mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de abril de 2017 y responsable de coordinar las acciones para el diseño, ejecución y evaluación de estrategias, políticas programas y acciones que contribuyan al avance de la Agenda 2030 en México.
En suma, México precisa desarrollar las actividades relacionadas con la economía circular. Esto es, reaprovechar materiales y productos que se desechan.
La industria del plástico tiene una gran área de oportunidad para la industria del reciclaje y de la reutilización, puesto que en México representa el 3.5% del PIB de la industria manufacturera y crea alrededor de 1.2 millones de empleos directos, a decir de la Organización en Favor de la Economía Circular (OFEC), durante el Foro de Economía Circular 4.0.
De acuerdo con información proporcionada por la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC), durante el 2021, el país alcanzó un total de 1,913,710 toneladas de residuos plásticos reciclados, convirtiéndose así en uno de los principales países en materia de economía circular en Latinoamérica.
Se calcula que en México se generan 53.1 millones de toneladas de residuos al año, de los cuales 1.4% corresponde a textiles, esto de acuerdo con los últimos datos emitidos por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En la Ciudad de México, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente (SEDEMA), cada habitante genera 1.4 kilos de basura por día. Si multiplicamos esa cifra por los 8.8 millones de habitantes de la capital mexicana, estaríamos hablando de cerca de 12 mil toneladas de residuos sólidos urbanos cada día.
México recicla alrededor del 60% de PET que se consume en el país, un dato positivo comparado con otros países, como Estados Unidos, donde solo se recicla el 30%. Además del PET, se reciclan otros materiales que tienen valor postconsumo como plásticos gruesos, vidrio, tetra pack, latas, cartón, papel, etcétera.
Estrategia circular
No existe una definición de economía circular universalmente aceptada, pero sí existe consenso en cuanto a que se basa en tres principios:
1) Eliminar los residuos y la contaminación
2) Hacer circular los productos y materiales utilizados en los procesos de producción a su máximo valor
3) Regenerar la naturaleza y cuidar el ambiente
La economía circular parte del supuesto de que el actual modelo económico de “extraer, producir y desperdiciar” está llegando al límite de su capacidad física. Es una alternativa atractiva que busca redefinir el crecimiento con énfasis en los beneficios para toda la sociedad.
Una economía circular busca reconstruir el capital financiero, manufacturado, humano, social o natural mediante la instrumentación de flujos mejorados de bienes y servicios.
En palabras de la doctora Gabriela Muñoz Meléndez, presidenta en México de la Ellen MacArthur Foundation: “En nuestra economía actual, tomamos materiales de la madre Tierra y fabricamos productos a partir de ellos para finalmente, ya utilizados, tirarlos como residuos; el proceso es lineal. En una economía circular, en contraste, en primer lugar, se proyecta dejar de producir residuos; es un sistema resistente y beneficioso para las empresas, las personas y el medio ambiente.
Con el mundo orientándose a la neutralidad en carbono para 2050, tal y como se estableció en la Agenda 2030, la economía circular se convierte en un elemento importante de competitividad en el mercado internacional.
El Senado de la República, a instancias de su Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático, aprobó el dictamen por el que se expidió la iniciativa de Ley General de Economía Circular, misma que actualmente se encuentra en estudio en la Cámara de Diputados. También en el mismo sentido se reformaron y adicionaron diversas disposiciones para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos.
Ambas piezas legislativas plantean obligaciones vinculantes tanto para la industria como para la administración pública federal.
Se plantea trabajar en tres escalas:
- Macro: crear un marco regulatorio para las entidades públicas, con políticas de incentivos fiscales y financieros para las empresas que adopten medidas de economía circular.
- Mediano: elaborar hojas de ruta a nivel sectorial que consideren la articulación de esfuerzos, la creación de centros de emprendimiento y de programas de innovación que incluyan esquemas de financiamiento, capacitación, monitoreo e integración de cadenas de valor.
- Micro: impulsar modelos de negocio con estrategias de circularidad, cierre de ciclos y hojas de ruta específicas.
En colaboración con el Consejo Coordinador Empresarial y el Pacto Mundial México, recientemente se publicó un estudio en el que se detallan los retos del sector privado, así como las acciones que deben implementarse para alcanzar los objetivos de México en materia de economía circular.
El documento “Buenas Prácticas en Economía Circular” brinda herramientas a empresas mexicanas de cualquier tamaño para pasar de una economía lineal a una circular en favor del desarrollo sostenible del país. Elaborado por la Fundación Ellen MacArthur, este eje rector se usa para clasificar las iniciativas circulares basadas en los principios clave de la economía circular.
ReSOLVE, la metodología verde
Estructurado a partir de seis conceptos, la Fundación Ellen MacArthur crea un marco metodológico para que las empreas desarrollen estrategias de economías circular. Estos son: regenerar (Regenerate), compartir (Share), optimizar (Optimize), cerrar el ciclo (Loop), virtualizar (Virtualize) e intercambiar (Exchange): ReSOLVE
En la primera dimensión de esta iniciativa encontramos el caso de éxito de Grupo AlEn, una empresa fundada en Monterrey que fabrica y comercializa productos de limpieza para el hogar. En 2011, la compañía realizó una inversión agroforestal en prácticas regenerativas, sostenibles y de comercio justo con el proyecto Uumbal, dedicado a la producción y procesamiento de aceite de palma y resina de pino certificados.
Para ello, Uumbal ha reconvertido suelos ganaderos de Veracruz, Tabasco, Chiapas y Campeche en forestales y agrícolas, destinando casi 4 mil hectáreas a la conservación de bosque natural y secundario, 10 mil para la siembra de palma y 5 mil para la de pino. Esto ha contribuido a la fijación aproximada de 20,775 toneladas de CO2, así como a la protección de más de 300 especies de flora y fauna en zonas de conservación.
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La creación de un humedal en Cihuatlán (Jalisco) es un importante paso de la estrategia circular de Arca Continental, segunda embotelladora de The Coca-Cola Company y la más grande de América Latina. Con el compromiso de devolver a la naturaleza el 100% del agua que utiliza en sus operaciones, ha construido un humedal capaz de tratar 3 millones de litros por día de agua urbana. El resultado es agua tratada para el cultivo en viveros de flores y la producción agroforestal que usan más de 18 mil productores.
Por su parte, la empresa papelera Bio Pappel creó un modelo propio de economía circular llamado “Bosque Urbano”. Consiste en producir papel y productos de papel de alta calidad a partir de materia prima 100% reciclada, desacoplando así la fabricación del papel y sus derivados de la extracción de recursos naturales vírgenes y extendiendo el ciclo de vida de este material.
Un caso también particular es el de la embotelladora más grande del mundo por volumen de ventas, Coca-Cola FEMSA. En esta firma, les preocupaba el destino de sus refrigeradores usados. En 2019 inauguró su planta EOS – REPARE en San Juan del Río (Querétaro) para evaluar los componentes de los refrigeradores en puntos de venta y aprovecharlos a través de la recuperación, reparación, reutilización o reciclaje.
Otro ejemplo es la petroquímica mexicana Braskem Idesa, que lanzó la primera resina de polietileno de alta densidad (PEAD) elaborada a partir de material reciclado postconsumo, compuesto de 30%, 50% y 70% de reciclado y resina virgen. Gracias a la adopción de este modelo circular, la empresa aprovecha los recursos naturales en la producción, amplía el ciclo de vida del plástico y genera un impacto ambiental y social positivo.
La economía circular es un concepto que está siendo cada vez más adoptado en la industria, y aunque aún falta mucho por hacer y descubrir, no hay duda de que la preocupación por el medio ambiente cambiará en gran medida la forma en que las empresas entiendan y lleven a cabo sus procesos de transformación, generando ecosistemas pensados en la salud del planeta.
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