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En un inicio, los lectores ópticos tenían un uso meramente comercial; sin embargo, con la estandarización de las tareas de logística y trazabilidad, comenzaron a usarse de forma constante en el sector industrial
Los lectores ópticos, habitualmente llamados lectores de código de barras o escáneres, se crearon hace alrededor de 40 años con el objetivo de tener un dispositivo capaz de descifrar los datos contenidos en los códigos de barras.
En términos generales, un lector de códigos de barras tiene tres partes principales: una fuente de iluminación, un sensor que detecta las variaciones en la luz reflejada por el código, y un decodificador que convierte estas variaciones en información que un sistema externo o un software de planificación de recursos empresariales (ERP) puede usar.
Si bien los códigos de barras podían contener más datos, durante mucho tiempo la tecnología disponible para escanearlos los limitó a las disposiciones lineales unidimensionales (1D) conocidas de líneas negras gruesas y finas.
Los códigos de barras 1D se pueden considerar como el
código morse óptico que utiliza líneas finas y gruesas en lugar de puntos y rayas.
En la década de 1970, los lectores fijos de barrido utilizaban láseres y una combinación de espejos para crear patrones 2D que podían leer códigos de barras 1D desde cualquier ángulo.
Los lectores de láser pueden ser fijos o portátiles y siguen siendo muy utilizados; algunos portátiles se denominan pistolas o lectores RF –que hace referencia a cómo comunican la información generada a través de una señal de radiofrecuencia–, estos empezaron a fabricarse a principio de los 80 y suponían una gran evolución al poder manejarse con una mano.
Ejemplo de estos equipos es la gama de productos Balluff, que incluye lectores de códigos de barras estacionarios, lectores portátiles y accesorios para aplicaciones estándar y de grado industrial, entre otros.
En la década de los 90, con el desarrollo que hubo en campos como la comunicación o la informática, aparecieron los primeros lectores ópticos inalámbricos que incluían potentes ordenadores capaces de realizar funciones mucho más complejas, como rastrear la mercancía y una capacidad de lectura más amplia. Además, estos aparatos ya podían conectarse a Internet, lo que supuso una auténtica revolución para la trazabilidad de los productos.
En un inicio, los lectores ópticos tenían un uso meramente
comercial y estaban reservados a ciertas empresas que
podían costearse estas máquinas; sin embargo, con el paso del tiempo y la estandarización de las tareas de logística y
trazabilidad los escáneres comenzaron a usarse de forma constante en el sector industrial, donde se mostraron altamente eficaces a la hora de clasificar y rastrear los productos, así como hacer tareas de verificación sobre envases o lotes.
Hoy en día, los scanners siguen aumentando sus capacidades de funcionamiento y son una parte esencial de muchas industrias, mejorando el control y la verificación de sus productos, algo indispensable en sectores que requieren de una rápida localización e intervención del producto en caso de que se produjera cualquier error, como el alimentario, por ejemplo.
Los lectores ópticos actuales poseen una tecnología de vanguardia que permite la identificación automática de la mercancía y son la mejor solución para la trazabilidad de una empresa.
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En este sentido, pueden leer sin problemas códigos de barras, códigos 2D, QR o Datamatrix grabados por cualquiera de las tecnologías disponibles, tales como la inyección por tinta, láser, micropunto o el marcado por impacto.
En la industria manufacturera, los scanners y lectores automáticos también son esenciales, ya que sirven para detectar los componentes que corresponden a una pieza o lote en particular, aumentar la eficiencia disminuyendo los errores humanos o tener un control de inventario al alcance de la mano.
De igual manera, agilizan el transporte y la logística, facilitando que los envíos lleguen más rápido y sean más seguros, además de poder rastrear su ubicación en cualquier momento. Por supuesto, esta tecnología permite ahorros de tiempo y dinero.
Las ventajas de añadir tecnologías de scanners industriales a los procesos son prácticamente ilimitadas, pues permiten
aumentar la productividad y calidad, mejorando los tiempos; además, la trazabilidad garantiza que se cumplan todos los pasos en los procesos de fabricación y distribución.
Como mencionábamos anteriormente, este tipo de tecnología sigue teniendo avances; ejemplo de ello es el escáner óptico 3D de ABB, un sistema de inspección basado en luz estructurada y fotogrametría, capaz de medir fallas que son menos de la mitad del ancho de un cabello humano a un ritmo más rápido que las herramientas de inspección de medición tradicionales.
Este y otro tipo de soluciones estarán presentes en Expo Manufactura 2023, uno de los eventos industriales más importantes a nivel nacional, que reúne a empresas líderes para presentar innovaciones y tecnología que dan solución a las diferentes necesidades del sector, como los scanners o lectores ópticos.
La edición número 27 de Expo Manufactura se llevará a cabo del 7 al 9 de febrero del siguiente año en Cintermex, en Monterrey, Nuevo León.
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