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Reciclaje industrial de papel apoya el equilibrio ecológico En México se reciclan más de 17 toneladas de papel al año, lo cual ayuda a disminuir el número de árboles que se talan para producirlo, sin embargo, requiere un largo proceso

Es sabido que los árboles son fundamentales para conservar la vida y los ecosistemas en el planeta; principalmente producen el oxígeno que respiramos a partir del CO2 presente en el aire. Por estas razones importantes, debemos buscar la forma de conservar los bosques y las áreas verdes para disminuir el daño a la atmósfera.

Entre las acciones que podemos llevar a cabo para conservar el equilibrio ecológico, figura el reciclado del papel, lo cual ayuda a disminuir el número de árboles que se talan para producirlo; pues la celulosa es la materia prima del papel y, si se recupera, se puede volver a usar para fabricarlo.

La ventaja de ello es que por cada tonelada de papel y cartón que se recicla, se evita la tala de 18 árboles.

En México, se producen casi 22 millones de toneladas de papel por año y más del 80% es reciclado. El 20% extra se obtiene de árboles. Además, se ahorra más de 30% de energía con el reciclaje en comparación a la producción de papel nuevo.

El reciclaje industrial del papel depende de la recolección del mismo una vez usado, el cual es sometido a procesos únicos en una planta industrial con máquinas especializadas. Una vez que se separan los materiales más funcionales que contiene, comienza la fase que producirá las láminas a reutilizar. 

La celulosa, que se encuentra en las plantas, se usa en la industria del papel como materia prima para fabricar papeles y cartones. La misma se vuelve a formar al romper las fibras del propio papel a través de molinos de corte.

Una vez que se recupera la celulosa, se procede a limpiarla, mediante la depuración de las fibras de papel y el desprendimiento de las tintas a través de burbujas de aire. Después de obtener las características de textura y color, la pulpa se lava nuevamente para eliminar por completo cualquier suciedad. 

Acto seguido, se procede a su blanqueamiento con peróxido de hidrógeno, agua oxigenada, o cloro. También se filtra y se separa los elementos extraños que no se hayan desintegrado previamente: cuerdas, alambres, lacas u otras tintas resistentes, etc. 

El último paso consiste en formar los nuevos folios usando rodillos que distribuyen la celulosa en la malla dedicada a tal fin. Posteriormente, se usan máquinas de reciclaje que eliminan la humedad. Cuando se seca, dará como resultado una nueva lámina de papel con las fibras compactadas. 

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Es importante saber que dentro de los procesos involucrados se deben usar cintas repulpables con adhesivo en una o dos caras. Estas cintas son solubles en agua, capaces de disolverse y desaparecer sin dejar residuos. Su uso depende de la aplicación, pero básicamente permiten realizar empalmes de bobinas en procesos de corte, reparación de orificios y cierres e inicios de bobina, entre varios más.

Debido al uso de estas cintas adhesivas, los procesos se vuelven más eficientes. Se minimizan los desperdicios porque permiten el reciclado del papel, evitan el riesgo de roturas por perforaciones en el material causadas por residuos de adhesivo, e impiden paros en la producción al facilitar los empalmes de bobina, sean automáticos o manuales.

Dentro de la proveeduría que atiende los requerimientos de las recicladoras de papel, figura tesa, empresa que ha encontrado un ingrediente especial que detiene las reacciones químicas entre los adhesivos y el CaCo3 (carbonato de calcio), aumenta la calidad del papel, ayuda a regular su color, textura y brillo, y genera niveles de blancura y opacidad superiores a los obtenidos con otros procesos.

Y es que el uso del CaCo3, como relleno o pigmento de recubrimiento en la producción de papel, presenta retos para las cintas repulpables. Por ejemplo, los iones de calcio se disuelven y migran en el adhesivo con el tiempo, y como consecuencia, el adhesivo se endurece, provoca una adherencia más débil, lo cual incide en un aumento de los empalmes de la fábrica que se rompen en la impresora o convertidor de papel.

De acuerdo con Samara Ochoa, gerente de Ventas PWP México & Costa Oeste USA de tesa, la gama de cintas de la firma se utiliza para aplicaciones como cierre de bobinas y los empalmes traslapados y a tope, y contribuye a preservar la repulpabilidad que permite el reciclado del papel tras la realización del empalme o unión, para lo cual la cinta debe ser capaz de disolverse junto con el papel sin modificar sus propiedades.

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En cualquier caso, estas cintas mantienen sus propiedades equilibradas para que la bobina de papel sea procesada; ofrecen resistencia a la adherencia y al corte (cizalla), lo que contribuye a garantizar un transporte seguro en condiciones ambientales cambiantes.

En general, la oferta de tesa garantiza a los recicladores, soluciones de cinta innovadoras y que ahorran costos, y contribuyen a que México se ubique en el cuarto lugar de los países recicladores de papel, al reutilizar más de 6.8 millones de toneladas de papel en desuso.

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