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¿El hardware de IoT puede mejorar las actualizaciones remotas? Las propiedades y posibilidades de las arquitecturas de hardware dependen en gran medida de la base sobre la que se construyen: microcontroladores o microprocesadores

Las actualizaciones de software son mucho más que la corrección de errores y el cierre de las brechas de seguridad. Tanto en las aplicaciones móviles como en los entornos industriales, estas pueden proporcionar funcionalidades adicionales a sus diferentes activos.

En este sentido, la implementación de las actualizaciones remotas (OTA) permite conseguir esto de forma más fácil y eficiente, ya que los fabricantes no necesitan enviar técnicos para instalar manualmente las actualizaciones y los clientes no se ven obligados a llevar sus máquinas al taller.

Sin bien parece sencillo, lo cierto es que hay que considerar que las necesidades de los clientes cambian constantemente y el establecimiento de nuevos modelos de negocio lleva tiempo, por lo que los fabricantes de activos industriales se pueden enfrentar a la siguiente pregunta: ¿qué base pueden crear hoy para explotar todo el potencial de las actualizaciones de software en el futuro?

La clave para realizar mantenimiento correctivo de alto nivel

De acuerdo con la empresa Bosch Rexroth, una solución puede ser la elección del hardware de IoT adecuado. Tanto si se trata de una máquina de construcción como de una agrícola o forestal, los fabricantes deben considerar qué dispositivos quieren utilizar para conectar sus recursos. La distinción entre una arquitectura de microprocesador y una de microcontrolador juega un papel importante en este caso.

Un ejemplo de esta distinción pueden ser las unidades de control telemático de una máquina, en particular la TCU, ya que su objetivo es conectar de forma inalámbrica la máquina con sistemas informáticos de nivel superior en la nube. Esto se hace en la TCU con la ayuda de un hardware, un sistema operativo (SO) y varios módulos de software.

Unidades de control telemático basadas en microprocesadores

La TCU es la unidad de red central a la que se pueden conectar otras unidades de control y sensores.

A la hora de seleccionar la TCU adecuada, la atención se centra menos en la cuestión de qué funciones podrían ser relevantes en el futuro y más en sentar las bases de la flexibilidad y la preparación para el futuro de toda la solución de IoT.

En comparación con una TCU basada en microprocesador, una TCU basada en microcontrolador suele ser más barata y puede cubrir todos los requisitos que un fabricante tiene
actualmente.

Sin embargo, si en el futuro los clientes tienen nuevas necesidades o surgen nuevos avances técnicos, la situación se volverá más compleja: debido a la especialización y a la optimización de los costes, estos dispositivos suelen tener recursos limitados, por lo que solo permiten una personalización y ampliación limitadas.

Por ejemplo, es casi imposible ampliar una arquitectura de microcontrolador de este tipo con un módulo 5G sin cambiar significativamente el diseño existente. Esto, a su vez, conlleva los correspondientes cambios de software, ya que con una nueva arquitectura, el antiguo software no puede reutilizarse.

Una TCU basada en microprocesadores puede ser más cara de adquirir, pero los fabricantes pueden reaccionar con más flexibilidad a los nuevos desarrollos mediante actualizaciones de software.

Los cambios de software son más fáciles y rápidos de realizar porque estos sistemas tienen interfaces abiertas y suelen tener muchas bibliotecas disponibles. De este modo, la implementación de un módulo 5G sería mucho más fácil si se ampliara el software.

La arquitectura del microprocesador también crea mejores condiciones para llevar nuevas aplicaciones al dispositivo en el futuro y así producir nuevos modelos de negocio (como los modelos de licencia).

Un enfoque flexible

En resumen, las propiedades y posibilidades de las arquitecturas de hardware dependen en gran medida de la base sobre la que se construyen: microcontroladores o microprocesadores.

Por eso, los fabricantes deben tener en cuenta estas diferencias fundamentales en sus consideraciones estratégicas, o bien, considerar implementar una TCU que permita entrar en juego a un agente de actualización remota integrado. Como agente central de software, este no solo garantiza la actualización sin problemas de la propia TCU, sino que también puede conectar los dispositivos posteriores basados en microcontroladores y distribuir las actualizaciones remotas de forma selectiva.

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