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La evolución de la industria automotriz que apunta al reemplazo de los motores de combustión interna por los eléctricos plantea nuevos desafíos para la cadena de valor de la industria, lo cual también representa oportunidades para ciertos proveedores nacionales.
De acuerdo con Manuel Montoya, director general del CLAUT y presidente de la Red Nacional de Clusters de la Industria Automotriz, el aumento en la producción de vehículos eléctricos también implica un mayor número de partes elaboradas con plástico y aluminio, piezas que en la actualidad son importadas de Europa y Asia, pero que durante los próximos años se espera puedan fabricarse en México.
El plástico y aluminio representan una oportunidad que puede ser aprovechada por empresas mexicanas. La ligereza del plástico y su flexibilidad para elaborar moldes de inyección han hecho que hoy el 15% de las partes del auto sean de plástico y se prevé que el porcentaje llegue al 25% en 2030.
"Algo similar ocurre con la integración del aluminio en reemplazo del acero, pues su maleabilidad, ligereza y dureza, resultan idóneos para desplazar al acero en el ensamble de automóviles más ligeros. Es cierto que en nuestro país no tenemos minas de aluminio y debemos importarlo de Estados Unidos y Canadá, o bien reciclarlo para ciertos procesos, pero hay empresas nacionales con la capacidad de comenzar a fabricar piezas aprovechándolo”, apuntó.
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El directivo además aseguró que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) va dirigido a romper con la dependencia de exportaciones asiáticas y europeas, situación que abre una ventana de oportunidades para el desarrollo de nuevos proveedores nacionales abiertos a capacitarse y a alinear sus procesos productivos hacia las demandas planteadas en la industria automotriz.
Antes del T-MEC, el 76% de las autopartes producidas en México iban a las
fábricas de Estados Unidos. Así que este número también puede aumentar.
"Otro punto es que, si bien habían llegado plantas armadoras a México, gran parte de sus componentes para fabricar vehículos eran importados de otros países, lo cual también se pretende reemplazar con producción local, así que ahí existe un nicho de oportunidad para las empresas que estén preparadas. En este momento, en nuestro país, de extremo a extremo, se puede ensamblar un vehículo, pero internamente carecemos de Tier2 que brinden proveeduría local”, reiteró.
Aunque el titular de la Red Nacional de Clusters de la Industria Automotriz reconoce que el ritmo de producción en México se ha visto afectado por factores como la pandemia, la carencia de semiconductores y el aumento en el precio del acero, espera que en 2023 se logre alcanzar el volumen de unidades registradas en 2019.
Se proyecta cerrar el año con un millón de vehículos vendidos, con un crecimiento del 10% en vehículos ligeros y 23% en unidades pesadas, pero será hasta 2023 cuando volvamos al nivel que teníamos antes de la pandemia.
Por el momento, México se ubica en el séptimo lugar en producción de vehículos ligeros por detrás de Alemania y Corea del Sur.
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